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Last Updated:2/6/02
ELN declaration upon peace talks in Havana, January 30, 2002

PONENCIA
EJERCITO DE LIBERACIÓN NACIONAL DE COLOMBIA

Señores representantes del:

ESTADO Y GOBIERNO DE CUBA,
PARTIDO COMUNISTA DE CUBA,
DISTINGUIDOS DELEGADOS DE LA ONU,
DEL GRUPO DE PAISES AMIGOS,
DEL GOBIERNO DE COLOMBIA,
DE LA COMISION FACILITADORA CIVIL
DELEGADOS Y DELEGADAS DE LA SOCIEDAD COLOMBIANA A LA CUMBRE POR LA PAZ.

Saludamos con el mayor entusiasmo y espíritu patriótico de colombianos a todos los asistentes, hombres y mujeres, a este nuevo ENCUENTRO denominado CUMBRE POR LA PAZ, fruto del acuerdo entre el gobierno y el Ejército de Liberación Nacional de Colombia y facilitado por el gobierno y el pueblo de Cuba.

Las expectativas que se hizo el país con la propuesta de paz levantada por el ELN fueron muchas, sobre todo por el peso que tiene en ella la participación dinámica y activa de la sociedad en todo el curso del proceso. Pese a los obstáculos y a las trabas logramos persistir y convencer, hasta que el gobierno firmó acuerdos para que el proceso iniciara en el área del Sur de Bolívar. Los mecanismos de verificación y reglamentación también se establecieron, pero el gobierno no tuvo la grandeza de defender lo acordado e iniciar este proceso que el ELN traía desde el gobierno anterior. La zona prevista para la paz se convirtió en zona de guerra, donde militares y paramilitares midieron sus fuerzas para tratar de aniquilar la comandancia del ELN, que en sana intención se había convocado en esa zona para darle altura al proceso y porque el país necesitaba escuchar interlocutores con autoridad y que le dieran credibilidad al esfuerzo que se hacía.

Al no existir voluntad gubernamental para sacar adelante el proceso, valía la pena no dejarlo morir para siempre, por eso propusimos continuar los esfuerzos, sabiendo que en el tiempo restante sería muy poco lo que se pudiese hacer. Esa es la razón de la existencia de una agenda de transición y por lo tanto la limitación que hoy tiene este proceso de paz.

El ELN está convencido que los actores que buscan la paz y se comprometen con ella tenemos que entregar resultados tangibles al país y la sociedad entera y por tanto no podemos continuar ofreciendo falsas expectativas que más daño acumulará a nuestro futuro. Por eso queremos señalar hoy que a los grandes males sólo les puede salvar los grandes remedios.

La paz se ha convertido en el tema inevitable y permanente en la política colombiana en los últimos 20 años, cinco gobiernos consecutivos han pasado y no le ha entregado al país una evaluación seria y profunda del por qué no fue posible construir un camino hacia la paz.

Este gobierno ya termina y no puede acontecer lo mismo que en los anteriores. El ELN considera que no podemos esquivar la responsabilidad de hacer un balance objetivo y desentrañar los por qué de los desatinos en las políticas de paz. Si no lo asumimos de esta manera, la bandera de la paz marcha hacia el desgaste inevitable. Hoy es más urgente la paz, pero tal vez en otros momentos pasados pudo ser más fácil haberlo intentado, pues en la actualidad las confianzas continúan deteriorándose en la medida que los gobiernos no han logrado clarificarse cual es el camino que está dispuestos a transitar.

Durante más de 20 años se ha discutido que Colombia vive un conflicto social y armado, cuyos orígenes y catalizadores son la injusticia social, la ausencia de una democracia real, la violación sistemática de los Derechos Humanos, la ausencia de mecanismos de participación popular, la persecución a la oposición política y la corrupción entre otros. Todas estas causas son producidas por la acción estatal, y en eso es al estado y los gobiernos a quienes les compete responder y no a la insurgencia.

En procesos de paz anteriores esta temática fue abordada, y los gobiernos pudieron haber realizado acciones para superar tamañas dolencias de la sociedad, pero su actitud y práctica fue totalmente contrarias, se pensó que la desmovilización y el desarme de la insurgencia eran suficientes. El fondo del problema está aquí, pues el estado tiene todos los recursos para cambiar la dolorosa realidad de los colombianos, tiene los instrumentos legales, jurídicos y constitucionales, cuenta con los medios de comunicación suficientes para construir una conciencia colectiva que apoye los cambios y un parlamento que puede discutir los problemas para generar soluciones.

Señalamos que este es el fondo del problema, pues esa es la razón de lucha del movimiento guerrillero colombiano, que coincide con otros sectores que luchan sin armas en Colombia y que son asesinados por que no tienen la capacidad para defenderse. Por lo tanto señalamos que es necesario precisar si en el estado existe esa conciencia y se está dispuesto a trabajar por cambiar esta realidad del país. De no existir esta voluntad y decisión prácticamente los caminos de la paz estarían cerrados.

En la actualidad se continúa creyendo que hay conflicto porque existe la guerrilla, y por eso se intentan soluciones equivocadas, desde las que consideran que derrotándola militarmente el problema se resuelve, hasta quienes consideran que debilitándola militarmente se puede llevarla a la mesa de negociación para conseguir su claudicación. Estas posturas han continuado agravando aún más el panorama.

Una evaluación seria de los procesos de paz requiere esclarecer este primer interrogante: ¿Está dispuesto el estado a asumir los cambios que la sociedad necesita en los aspectos señalados anteriormente? Sin una respuesta positiva a este interrogante no hay un camino explícito para intentar la paz por la vía política. Si la respuesta es positiva no deben existir temores para plantearnos también los interrogantes que harían viable su materialización, como por ejemplo:

1. ¿Existe la voluntad de parte del estado para discutir con la sociedad y la insurgencia los problemas del país para buscar y formular soluciones que cuenten con la opinión de las mayorías?

2. ¿Hay la decisión en el estado para acordar soluciones que durante décadas los gobiernos han esquivado?

3. ¿Existe la voluntad estatal para crear los instrumentos que viabilicen las transformaciones que se acuerden? Por ejemplo una Asamblea Nacional Constituyente que no se quede en el papel y que sea real su aplicación.

4. ¿Será posible que se entienda que la crisis que padece la sociedad hace parte de la crisis del estado y que él mismo esté abierto a considerar que debe ser replanteado?

5. ¿Habrá espacio para que existan otras formas de gobernar, donde la insurgencia o la izquierda puedan ser gobierno, o en los inicios de una solución negociada sea posible conformar un gobierno de transición integrado por las partes que negocian y sectores de la sociedad?

No responder con claridad estos interrogantes básicos es continuar en la superficialidad de los procesos anteriores y medrando en la mediocridad de discusiones eminentemente secundarias, o haciendo realidad la consigna de que los diálogos son simplemente parte de una táctica para ganar tiempo mientras se consigue derrotar militarmente al adversario.

En este orden de ideas es que entendemos el transcurrir de los procesos de paz incluido el actual. La práctica nos ha enseñado que mientras el ELN se esfuerza por demostrar con hechos su voluntad de paz el gobierno cada día se hace más esquivo y errático. Se entregaron más de 100 prisioneros sin ninguna contraprestación y el gobierno no movió ni un dedo. Se hizo una tregua navideña, en el diciembre recientemente pasado, y el gobierno y sus fuerzas armadas lanzaron sendos operativos militares en estrecha cooperación con los paramilitares contra las áreas del ELN tratando de constreñir sus territorios, masacrando sin compasión a la población indefensa, desalojando miles de personas que nada tiene que ver en la confrontación militar y llegando al extremo de usar, en el Oriente de Antioquia, la guerra bacteriológica contra combatientes guerrilleros y pobladores de la región. (1) Como puede acercarse la guerra hacia la paz, cuando el ELN actúa de manera coherente hacia la paz y en cambio el gobierno impulsa medidas de guerra.

La paz no puede entenderse como el negocio en el que yo gano y afecto al contrario, tampoco es el camino en el que yo no me comprometo y no arriesgo por la patria. Por eso la tregua unilateral deja enseñanzas muy grandes, pues de no ser pactada por las dos partes y acordadas las responsabilidades de cada una, y con los mecanismos de verificación respectivos, no deja de ser sino una ventaja para quien queda con las manos libres y no se compromete a responder con la misma altura y dignidad de quien hace un gesto para la tranquilidad de los colombianos. No creíamos que nuestros hechos eran un juego para el gobierno y los militares.

La historia de la humanidad es muy prolija en ejemplos donde señala que las distancia entre la guerra y la paz siempre es posible acortarlas, y donde la vía política para resolver las contradicciones es la menos costosa para las sociedades. Pero cuando es la perfidia la que media entre la guerra y la paz, los conflictos tenderán siempre a agravarse. Esta es la tendencia actual del conflicto colombiano. No hace mucho tiempo que las fuerzas armadas gubernamentales se desprestigiaron al extremo con las torturas y desapariciones forzadas de dirigentes populares, pero la reflexión de dicho desprestigio no sirvió para rectificar el mal, sino para organizar mejor la brutalidad contra el pueblo y crearon las bandas paramilitares, y de esa manera pretenden lavarse las manos y salvar responsabilidades, pero lo único que diferencia a militares y paramilitares es el brazalete distintivo que usan, pues cada uno se coloca el brazalete de las AUC cuando realizan las masacres, o ambas se colocan los distintivos del ejército cuando combaten con la guerrilla, y cuando no pueden camuflarse con los distintivos no se inmutan por lo que la demás gente pueda ver.

Hoy militares y paramilitares desarrollan una atroz guerra de extermino contra la población pobre y desarmada, preguntamos ¿Qué opción tienen estas gentes que están siendo exterminadas? ¿Dejarse matar? ¿Organizarse militarmente para librar una guerra contra los ejércitos de los ricos y los mismos ricos? ¿Quieren acaso que el pueblo se lance en una guerra despiadada contra sus victimarios? Si esa es la alternativa quedará abierta la puerta a una guerra civil que no tendrá retorno. Pareciera que la clase gobernante no tuviese conciencia de la gravedad de lo que está aconteciendo.

La seriedad de la participación de la comunidad internacional ha sido destacada, y es quizá por ella que este proceso no ha muerto, y por eso nos atrevemos a formularle una propuesta, que confiamos sea recibida de manera positiva. Hemos señalado en múltiples oportunidades y en infinidad de escenarios que existe una sola estrategia militar, donde los paramilitares obedecen a una política de estado, pero no se nos ha creído, y el estado tampoco ha sido serio para asumir su responsabilidad en la gestación y fortalecimiento del paramilitarismo. En gracia a la discusión aceptamos que no se nos crea, pero proponemos que se conforme una comisión internacional para que vaya a todos los escenarios donde se libran los combates para que vean con sus propios ojos como actúan de la mano militares y paramilitares, estamos dispuestos a llevar a dicha comisión a las veredas, corregimientos, cabeceras municipales y ciudades para mostrarles como conviven juntos y que son una misma cosa, y desde luego a entregarles toda la información para que la verifiquen sobre el terreno. Si se quiere salvar a Colombia hay que tener el valor de enfrentar los verdaderos problemas.

¿Qué esperamos de esta cumbre por la paz? Es nuestro deseo que examinemos los interrogantes esenciales que planteamos, y que desentrañemos la posibilidad real de un camino de paz. Junto a lo anterior queremos presentarles a Uds. Y al país las siguientes propuestas:

1. A los candidatos presidenciales que tienen una voluntad sincera de paz les proponemos trabajar por un diseño de una política de estado para la paz y que discutamos la manera para que el próximo gobierno facilite los escenarios necesarios para el diálogo pactados con el actual gobierno y a los cuales se negó cumplir.

2. Proponemos que el congreso en pleno reciba una delegación de dos miembros de la Dirección Nacional del ELN (los Comandantes Francisco Galán y Felipe Torres), para que adelante un debate sobre el proceso de paz con ELN, que este debate formule alternativas que pueda desarrollarlas el próximo parlamento. Es necesario que el actual parlamento legisle para la paz, en ese sentido que haga una tregua legislativa y suspenda el curso de los proyectos legislativos que afectan el interés social como el proyecto de transferencias, la reforma laboral y la reforma pensional entre otros, mientras se permite democratizar la discusión y donde se tenga en cuenta la opinión de los afectados.

3. Se amerita generar un clima de paz, donde la población más desprotegida pueda tener un alivio a su existencia, por eso proponemos que el gobierno actual y el venidero se comprometan, mientras cursan los diálogos, a reducir los traumatismos que genera la aplicación de la política neoliberal.

4. Le proponemos al gobierno y parlamento de los Estados Unidos que actúen en la misma dirección que lo hace el conjunto de la comunidad internacional que nos ha acompañado en este proceso de paz, y que en vez de agenciar e incrementar la guerra, fortalezca las iniciativas de paz. Sería una contribución a ella si los dineros y recursos del llamado Plan Colombia se destinasen a resolver los graves problemas sociales que sustentan el conflicto colombiano.

5. Por la importancia que tiene para Colombia y el mundo el fenómeno del narcotráfico, le proponemos al gobierno y parlamento estadounidense realizar un foro internacional para intercambiar opiniones sobre el tema, que ayude a construir políticas que superen las tradicionales medidas represivas, que en vez de resolver el problema lo agrava cada día más. Invitamos a que no se le tenga miedo a la idea de legalizar la cocaína, considerando que este es un problema de salud pública y no de guerra; que es un asunto de responsabilidad compartida tanto para los países productores como consumidores y que la razón de sus extraordinarias utilidades se debe que es un negocio clandestino.

6. La generalización de la guerra y la agudización del conflicto inevitablemente afecta el ritmo de desarrollo económico y su futuro se encuentra seriamente comprometido, por tanto proponemos a los gremios económicos que también hagan suyos los interrogantes que hemos formulado. El camino de la paz es más atractivo y saludable para todos, en ese sentido al país hay que decirle hasta donde los empresarios están de acuerdo en democratizar la economía, que sería el verdadero puntal para la paz, o si por el contrario están por la vía de seguir agenciando la violencia militar y paramilitar.

7. Para el ELN, al igual que para todos los colombianos la paz es una sola, por eso proponemos trabajar para que los procesos de paz confluyan en uno solo.

8. Mientras la paz llega no podemos permanecer indolentes al drama que viven los millones de desplazados que deja este conflicto, por eso proponemos constituir de manera urgente una comisión, con el apoyo de la comunidad internacional para construir soluciones justas para quienes padecen el abandono, la persecución y la marginación.

Para terminar queremos invitar a que nos acompañen al desarrollo de los Foros Temáticos acordados en la Agenda de Transición, esa será una excelente oportunidad para que el país conozca las propuestas que desde la sociedad, el Estado y el ELN, venimos desarrollando, en función de lo que puede ser la construcción de políticas de manera participativa y donde las conclusiones de dichos Foros y las Recomendaciones que de allí salgan sirvan de guías e iniciativas para el futuro escenario más amplio y democrático de la Convención Nacional.

Comando Central
EJÉRCITO DE LIBERACIÓN NACIONAL
ELN - COLOMBIA
Enero de 2002

As of February 6, 2002, this document was also available online at http://www.eln-voces.com/propaz/pp_ponencia_ELN_cumbre.htm
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